viernes, 6 de diciembre de 2024

Matarifes

 

   Entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre de 1944, las escuadras de las SS nazis ejecutaron a 770 personas en diversas localidades de la Emilia-Romaña italiana. Fue una represalia por distintas acciones de sabotaje perpetradas contra ellas por los partisanos de la zona. En una de esas localidades, Marzabotto, que ha dado nombre global a la matanza, existe una cripta memorial que acoge los restos de los asesinados por los nazis. Es un edificio sombrío en una región boscosa y montañosa. Tuve ocasión de pasar por Marzabotto el 2 de octubre y contemplar la cripta de la iglesia donde están depositados los restos de la población civil asesinada, entre ellos los de niños, ancianos, jóvenes, adultos y sacerdotes.

   Fue una matanza indiscriminada, calculada y llevada a cabo de forma sistemática durante una semana en diferentes lugares del valle, a pocos kilómetros de la ciudad de Bolonia.

   La tenacidad del Procurador Militar de La Spezia Marco De Paolis consiguió imputar y llevar al estrado entre 2003 y 2006 a veinte nazis por aquellos crímenes. De esos veinte imputados, diez fueron condenados en enero de 2007 a cadena perpetua, ocho fueron absueltos y dos fallecieron durante el proceso.

   Todos los años, en esas fechas de septiembre y octubre, se celebra un acto de recuerdo de esos hechos. Este año 2024, en el octogésimo aniversario de la matanza, acudieron el 29 de septiembre a Marzabotto los presidentes de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y de Italia, Sergio Mattarella. Ambos líderes depositaron una corona de flores en memoria de las víctimas. Antes de acudir, Steinmeier había dicho que asistiría a la conmemoración con "profunda humildad" y se refirió a la masacre como "uno de los muchos crímenes de las SS y la Wehrmacht cometidos en Italia" y que "dejaron heridas profundas" en el país.

   Se trata de la mayor matanza de civiles cometida por las tropas y las SS alemanas en Europa durante los años de la Segunda Guerra Mundial.

   En Roma se halla el que constituye quizás el memorial más célebre dedicado a civiles asesinados por los nazis: las Fosas Ardeatinas. Se trata de una serie de oquedades y galerías de antiguas minas donde se hallan capillas, placas conmemorativas y el espacio más importante, la gran galería donde están alojadas las tumbas de los 335 asesinados, algunos aún hoy sin identificar. Como en Marzabotto, se trató de una represalia, ordenada directamente por Hitler tras un atentado por parte de partisanos italianos contra policías de la región de Bolzano. Al día siguiente, 24 de marzo de 1944, la Gestapo se encargó de sacar de diversas cárceles romanas a población civil para llevarla a las Fosas. En grupos de cinco eran ejecutados con un tiro en la nuca. Luego, los dinamiteros se encargaron de sellar la mina.

   El memorial actual es un santuario donde las tumbas están depositadas en un impresionante orden que permite la localización de cada individuo mediante unos libros de metal con el nombre de los que se han identificado.

   En el tiempo que duró mi visita el pasado 21 de octubre, solo otra persona más acudió a recorrer el lugar.